Dorailis Guilarte
Dorailis Guilarte tiene 25 años, es madre soltera de 4 niños, vive con su madre quien tiene 3 niños, en total serian: 9 personas. Ella nos cuenta su historia: acostarse sin comer, despertar y, pensar ¿qué vamos a comer? Es algo que nadie debería sentir. Su estado de pobreza es tanta que le ha tocado acudir a prostitución por supervivencia, donde recibía una miseria de dinero o un poco de comida a cambio de
tener intimidad con una persona que le daba “asco”. Durante un año Dorailis con los ojos cerrados tuvo que hacer este trabajo. Las noches eran tristes y lloraba en silencio mientras veía a sus niños dormir, esta ha sido la peor experiencia que ha tenido en su vida, era lo que podía hacer y que medio “alcanzaba” para alimentar a su familia. Dos años atrás trabajaba vendiendo dulces en las calles, mercados y transportes públicos, pero eso no era suficiente para la alimentación. Dorailis nos cuenta que le duele dejar de comer, pero mucho más duele ver a sus niños llorar por no tener nada en el estómago. “Una madre por amor hace muchas cosas” y aunque con lo que recibía podía comer dos días por cada trabajo que hacía, ella sentía que perdía el valor como mujer, sentía que su dignidad era rebajada, con lagrimas en los ojos nos dice que su estado mental se afecto por haber hecho cosas con personas que no le gustaba y que aborrecía; se volvió algo insoportable.
Dorailis nos cuenta que le duele el estómago y la cabeza cuando deja de comer porque simplemente no hay comida, pero mucho más le duele ver a sus hijos llorar de hambre y aunque trata de ser fuerte con una notable tristeza en su rostro confiesa que: “Una madre por amor hace muchas cosas, incluso cosas que nunca imaginó” y aunque con lo que recibió pudo llevar algo a su casa, la otra crisis que la acompañó fue mental, sintió que perdió su valor como mujer, sintió que le bajaron la dignidad,
llorando nos cuenta que se sintió muy afectada mentalmente por haber intimado con esas personas que aborrecía; Dorailis ya no soportaba vivir de esa manera y la razón por la que nos dice que comparte su historia por ADRA a pesar de la vergüenza que siente es porque ADRA la rescató, no sólo a ella sino también a sus hijos; porque aún sacrificándose de esa manera, sus hijos lloraban a menudo de hambre porque lo que recibía era muy poco. Ahora ya no se ve obligada a sacrificarse, ni ve a sus hijos llorar de hambre.
